En los inicios de 1970 se creó, dentro del programa MAB (Hombre y Biosfera) de la UNESCO la figura de las «Reservas de la Biosfera». con el objeto de implantar en ellas nuevos modelos que compatibilizasen la conservación con el desarrollo local sostenible. Dicho de otra manera, pretendían lograr un equilibrio entre las necesidades del hombre y el medio natural, conservar la diversidad biológica, fomentar el desarrollo económico y preservar los valores culturales vinculados a éste.
En 1977 fue declarado Reserva de la Biosfera el territorio que abarca, fundamentalmente, las cuencas altas de los ríos Ara y Gállego, con la denominación de Ordesa-Viñamala. Es, junto con la Reserva de Grazalema, la más antigua de España.
Las principales características ecológicas que definen a Ordesa-Viñamala, son sus elevados relieves labrados sobre roquedo granítico metamórfico y calcáreo, con valles de alta montaña y lagos de origen glaciar; los bosques de pino silvestre, pino negro, haya y abeto blanco; y las zonas de matorral y pastos de alta montaña.
Periódicamente, se van elaborando informes de evaluación de la Reserva, pero la planificación y gestión de la misma todavía no se ha abordado. El principal instrumento de gestión es el Plan Anual de Gestión del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, aunque solo coincide con el 18% de la Reserva.
La conservación de los paisajes naturales y de los recursos de Ordesa-Viñamala hasta ahora no está amenazada de una forma clara. Sólo el aumento del número de visitantes desde finales de la década de 1980 plantea ciertos problemas, que afectan fundamentalmente al territorio declarado como Parque Nacional.
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